Hoy conoceremos un poco del tema de los sueños en la civilizaciones antiguas: Babilónica, Asiria, Egipcia, Griega, Romana y Hebrea. De esta última tendremos una segunda entrega.
Todo el mundo sueña, y cada vez que nuestros sueños parecen un poco fuera de lo normal solemos preguntarnos de dónde habrá salido esa idea en nuestra cabeza. Los sueños han tenido siempre su atmósfera de misterio ya que aún no se ha llegado a una teoría definitiva sobre este proceso creativo de nuestro subconsciente.
En una serie de dos artículos, vamos a repasar qué pensaban seis grandes civilizaciones antiguas sobre el sueño. Babilonios, asirios, egipcios, griegos, romanos y judíos, nos acercaremos a cada una de estas culturas para enterarnos de sus interpretaciones del sueño.
Babilonia
En Mesopotamia, los babilonios dividían los sueños del día a día en “buenos” enviados por los dioses, y “malos” enviados por los demonios. Incluso tenían una diosa del los sueños: Mamu. Los sacerdotes de la diosa intentaban complacerla y rezaban para convencerla para que evitara que los malos sueños se cumpliesen.
Asiria
Los asirios interpretaban los sueños como señales. Uno de los sueños más antiguos grabados se encontró escrito en una tablilla de arcilla en Nínive. Este sueño se remonta al reinado del rey Asurbanipal –669-626 aC–. La tabla dice que si un hombre vuela en repetidas ocasiones en sus sueños, entonces éste perderá todo lo que tiene.
Los asirios creían que los malos sueños eran una advertencia y soñar sobre ello requería una acción para corregir el problema que había aparecido en el sueño. También pensaban que el soñador debe seguir cualquier consejo que entendió en un sueño.
Egipto
Los antiguos egipcios creían que los dioses se revelaban en los sueños. Ellos creían que los sueños los causan las cosas reales que no pueden ser interpretadas o controladas por el consciente. En el año 2000 aC los egipcios acostumbraban anotar sus sueños en papiro.
Los egipcios diferencian entre tres tipos principales de los sueños: aquellos en los que los dioses demandarían un acto de parte del humano, los que contienen advertencias o revelaciones y los sueños a los que se ha llegado a través de un ritual. Sea cual sea la categoría del sueño, los egipcios creían que los sueños sirven como oráculos, trayendo mensajes de los dioses.
El mejor modo de recibir la revelación divina era a través de los sueños y por lo tanto los egipcios inducían el sueño a las personas que pedían respuestas de los dioses. Los egipcios viajaban a un santuario o a un lugar sagrado, como por ejemplo el famoso templo de Memphis, para acostarse en camas de ensueño, con la esperanza de recibir el asesoramiento, la consolación, o la sanación de los dioses.
Los sueños eran una parte muy importante y, de hecho, sagrado de la cultura egipcia, y esta creencia cultural se difundió en otras culturas también.
Cultura griega
Los griegos han adoptado las creencias de los egipcios tanto sobre la dicotomía de los sueños: buenos y malos como sobre la incubación de los sueños. Los griegos, sin embargo, tenían rituales presueño muy específicos para llevar a cabo con el fin de purificarse. Dos días antes de entrar en el santuario –santuario de Apolo en Delfos– se abstenían de tener relaciones sexuales, no comían carne, pescado o aves, y bebían sólo agua. Además se hacía un sacrificio animal al dios a quien querían invocar a través de un sueño. Entonces, y sólo entonces, el soñador entraba en el santuario y se acostaba a dormir en la piel de un animal sacrificado, a menudo cerca de la estatua de la deidad.
Hay una leyenda griega que insiste en que el dios Hypnos trajo el sueño a los mortales tocándolos con su varita mágica o abanicándolos con sus alas. Morpheus, hijo de Hypnos envió el sueños a los mortales. Morpheus, el dios del sueño, también enviaba advertencias y profecías a los que dormían en los santuarios y templos.
Sin embargo, el antiguo filósofo griego, Aristóteles, tenía una comprensión diferente de los sueños. Él creía que los sueños de enfermedades, por ejemplo, podrían ser causados simplemente por el reconocimiento inconsciente del soñador de los síntomas en el cuerpo. También pensaba que el sueño podría actuar inconscientemente para provocar el evento soñado, es decir, que si una persona ha soñado algo, puede provocar que el sueño se pueda cumplir simplemente por insistir en que éste se cumpla.
Cultura romana
La cultura romana ha prestado muchas creencias de la cultura griega, y en el caso de los sueños lo han llevado incluso más lejos. La leyenda romana dice que el emperador César había decidido que cualquier persona que haya tenido un sueño sobre el estado era, por ley, obligado a hacerlo público. Evidentemente los romanos se tomaron muy en serio los sueños. Al igual que los griegos , los romanos creían que los sueños se derivan directamente de los dioses y podrían revelar la voluntad de los dioses.
Cultura judía
Los antiguos hebreos incorporaron los sueños fuertemente en su religión también. Pero a diferencia de las demás civilizaciones, los hebreos eran monoteístas y creían que los sueños eran la voz de un Dios sólo. Los hebreos también diferencian entre buenos sueños –de Dios– y los malos sueños –de los malos espíritus–.
Los hebreos, al igual que muchas otras culturas antiguas, practicaban la incubación de los sueños con el fin de recibir la revelación divina. Por ejemplo, el profeta hebreo Samuel:
…estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios para recibir la palabra del Señor…
La Biblia documenta muchos sueños proféticos. Jacob, un patriarca hebreo, soñó con una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo y los ángeles de Dios subían y descendían por ella.
Estos son sólo algunos de los muchos ejemplos de sueños que han impactado tanto la cultura como las prácticas de los hebreos. Muchas costumbres hebreas se han pasado a la cultura cristiana, y en esta religión también se considera que Dios le habla al ser humano mediante sus sueños.
Fuentes y agradecimiento:
https://atlascultural.com/historia/suenos-civilizaciones-antiguas-i
https://atlascultural.com/historia/suenos-civilizaciones-antiguas-ii