Oseas (Que Dios socorra). Profeta cuyo ministerio se sitúa en el período entre el final del reinado de Jeroboam II (752 a. C.) y la caída de Samaria (725 a.C.), tiempo de marcada corrupción religiosa («baalización») y descomposición política en Israel (sucesión de varios golpes de estado y reyes; 2 Reyes 15), a la vez que de desarrollo del poderío de Asiria (Oseas 5:13; 7:11s.; 8:9; etc). Muy poco se sabe del profeta mismo aparte de la historia de su tragedia conyugal, narrada en los capítulos 1-3. Sin embargo, es posible deducir que era del Reino del Norte (750 a.C.) y, su lenguaje y conocimiento histórico, que se trataba de una persona culta.
La historia de su matrimonio con Gomer (caps. 1-3) a constituido siempre un problema de interpretación. Escandalizados por la crudeza de los relatos, algunos comentaristas judíos y cristianos han explicado el matrimonio como una alegoría, como una visión del profeta o como un símbolo, negándole con ello carácter histórico. Sin embargo, el relato es demasiado vívido para entenderlo así. Es necesario reconocer que se trata de un relato autobiográfico, aunque no sea posible reconstruir los detalles, particularmente con respecto a la relación entre el capítulo 1 (1:2 ¿es ya Gomer prostituta cuando Oseas se casa con ella o llega a serlo después?), y el 3 (¿se trata de otro relato del mismo hecho del capítulo 1 o de una separación y nuevo casamiento posterior?) El hecho de que el texto de oseas nos haya llegado con bastantes variantes y dificultades complica la interpretación, aunque el mensaje es claro e inconfundible.
El estilo literario de Oseas contrasta con el de Amós. «sus oráculos son breves y agudos», «expresiones de un alma torturada con una pasión evangélica que a veces se asemeja al Isaías posterior». Frecuentemente habla de un supuesto juicio o litigio de Dios con su pueblo (2:2ss; 4:1,4; 7:10; 12:2), de clamor (8:2) o de sentencia (2:6,9,10-16), recursos literarios que señalan el quebrantamiento del pacto. Pero a menudo el profeta, cuya conciencia de hablar en nombre de Dios es muy clara, como se deduce de su estilo, introduce quejas en las que se expresa la piedad de Dios y del profeta por el pueblo (7:13ss.; 8:8ss) y en que Oseas intercede (pide juicio contra) Israel (9:14).
7:13 ¡Ay de ellos! porque se apartaron de mí; destrucción vendrá sobre ellos, porque contra mí se rebelaron; yo los redimí, y ellos hablaron mentiras contra mí.
8:8 Devorado será Israel; pronto será entre las naciones como vasija que no se estima.
El libro de Osea tiene 2 partes. Los capítulos 1-3, se centran en la experiencia personal del profeta, y de ellos, 1 y 3 contienen la narración y 2 contiene un sermón que se basa en los hechos, y los aplica a la relación de Yehová con Israel. Los capítulo 4.14 contienen principalmente reproches y anuncios de juicios por la entrega de Israel a los dioses y cultos paganos, y por la traición de los principales sacerdotes. Mencionan algunas referencias históricas no identificadas. Buena parte está dedicada a la condenación del sensualismo del culto cananeo (Canaán) adoptado por Israel, e introducido por la ambición de los reyes (9:10ss; Números 25:1-3; 1 Samuel 11:14s; 13:7ss). Es por esto que Oseas, y toda una línea profética, miran la severidad del desierto como una disciplina a la que Israel debe retornar (2:12ss; Jeremías 2:1ss).
MENSAJE CENTRAL:
El centro del mensaje de Oseas es la relación de Dios con Israel. Oseas ve los mismos males morales y religiosos que su contemporáneo Amós, pero halla la raíz de los mismos en la infidelidad de Israel al pacto. La nación ha abandonado a su esposo y se ha entregado a los dioses cananeos (baales), confiando en ellos, o en su propio poder militar y en alianzas extranjeras (5:13; 7:11; 12.1). Como consecuencia, toda su vida privada y pública se ha corrompido (4:11). Israel no tiene conocimiento de Dios, ha quebrantado la relación con él y no discierne ni sigue Su voluntad.
La historia del pacto de Dios y la infidelidad del pueblo, desde la salida de Egipto, es presentada por Oseas con la figura del matrimonio (2:2ss; 11:1). Dios no puede pasar por alto la infidelidad, cuyo fruto es desorden y caos (4:4-6; 8:7; 10:13). La caída de Israel será el resultado final de ese proceso, pero en medio de esta situación, Oseas afirma lo que es el corazón mismo de su mensaje; la gracia (Khesed) de Dios disciplina pero no abandona a su pueblo (11:3,4,8)
11:3 Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba.
11:4 Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida.
11:8 ¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.
En esa fidelidad inquebrantable descansa la esperanza de la restauración (11:9-11). Sólo el amor de Dios puede inducir al arrepentimiento y a la conversión (2:14-23; 6:1-3). El reconocimiento de la misericordia divina hará posible un nuevo trato entre los israelitas (6:6).
La imagen utilizada con gran profundidad por Oseas la usan los profetas (Is. 50:1; 62:4ss; Jer. 2:2,3: 3:1ss; 13:21ss) y es empleada en el llamado nuevo testamento (Pacto Renovado) para hablar de la relación de Cristo con la iglesia (2 Co.11:2; Ef. 5:23; Ap. 22:17).
2 CORINTIOS
11:2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.
Fuente y agradecimiento
Diccionario Ilustrado de la Biblia. Editorial Caribe.