LUCHA, la palabra que debemos tener presente cada día. Las Escrituras nos hablan de ella para instruirnos en la lucha  que todos tenemos, y  su enseñanza nos ayuda a visualizar mejor el campo donde se está librando. Campo que es necesario entender parano andar por el mundo dando golpes al aire hasta cansarnos, sino golpes puntuales y definidos, llenos de poder que nos hacen ganar la corona.

He visto, y he formado parte «en el pasado» de la creencia de reprender todo lo que nos afecta achacándo la culpa al adversario (diablo), y finalmente cuando se termina de reprender, no han ocurrido cambios positivos alguno, ni  firmeza (convicción)  en la persona. Esto ocurre porque ponemos nuestra  atención y el enfoque en reprender a un enemigo con cachos y rabo que nos vive persiguiendo con la única intención, según creemos, de desbaratar la obra de Dios en nuestras vidas,  actuando en contra para jugarnos siempre malas pasadas como si la obra de Dios pudiera ser destruida por un ser inferior al mismo Dios. En otras palabras, como si el diablo pudiera hacernos la vida imposible porque el tiene mas poder que Dios, y no ponemos la atención (como debería ser cuando pasamos por situaciones) en el cambio de actitud, el cambio de pensamiento, el cambio de sentimiento, el cambio que debemos estar pendientes de que ocurra en nuestro interior para poder comenzar a dar «los frutos»,  comenzar a manifestar en este mundo un tipo de conducta limpia, sincera y acorde con la Ley de Dios, como debe ocurrir si es que en verdad somos creyentes, porque de esto se trata todo.

Así como los frutos hablan del árbol, nuestras obras hablan de nuestra fe.

Raquel, la esposa mas amada de Jacob tenía una lucha que la enemistó con su propia hermana.

Génesis 30:8

30:8 Y dijo Raquel: Con luchas de Dios he contendido con mi hermana, y he vencido. Y llamó su nombre Neftalí. 

NEFTALI

Su lucha por ser fértil (su situación adversa) era su más apreciado trofeo o «corona», y se reflejaría en un hijo. Sin embargo, buscaba darle hijos a su esposo por medios «fuera de ella», así que le cedió a su hermana a Bila su criada. Raquel veía su lucha en un campo de batalla donde por más que lo intentara nunca vencería realmente, su triunfo  seguía siendo humillante para ella, a pesar de darle a Bila como mujer, nunca podría hacer florecer su propio vientre gestando a un hijo.

Cabe preguntarse: ¿Dónde estaba realmente el adversario de Raquel, fuera de ella o dentro?, ¿el adversario estaba en las circunstancias externas representadas por su hermana? y ¿Cuál sería el nombre de ese adversario?, ¿miedo? ¿altivez? ¿envidia?…

Génesis

30:1 Viendo Raquel que no daba hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana, y decía a Jacob: Dame hijos, o si no, me muero. 
30:2 Y Jacob se enojó contra Raquel, y dijo: ¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre? 

Por causa de la envidia Raquel estaba pasando por este conflicto en su vida. Dios cerró su matriz para activar la envidia   y finalmente cuando el adversario (La envidia) estaba manifestado en el campo de batalla, el adversario  tiraría golpes al aire (Lucha de Raquel contra su hermana) hasta sentirse derrotada y finalmente Raquel abandonara ese tipo de lucha y mirara al Creador para su auxilio, mirara dentro de si,  como efectivamente ocurrió. Siempre va a ser así, hasta que nos cansemos, hasta que nos humillemos y digamos «no puedo mas», cuando caigamos a tierra delante de nuestro Dios y se cumpla lo que está escrito:

Genesis 3:14

…. sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 

En Efesios 6 encontramos un dato muy bueno para poder saber y reconocer el campo de batalla en donde tenemos que librar esa lucha, y sobretodo, que clase de lucha es. Lucha que lamentablemente muchos mal interpretan. Veamos a que se refiere, pero antes les repetiré una frase que oí de una creyente en un grupo de oración, y que retumbó en mi cabeza por varios años:

«Estamos luchando contra un enemigo que ya esta vencido»

 

Ciertamente ya está vencido,

 1Juan

3:8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 

Colosenses

2:14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,
2:15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. 

¿Entonces para que estamos luchando si ya está vencido?

Vamos a Efesios, y entendamos el texto:

Efesios 6:12

6:12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 

Cuando quise buscar la palabra «Lucha» en el diccionario Bíblico me impresionó lo que encontré, era una reseña que me llevaba a «Juegos Deportivos», por lo que mi idea de lucha en un campo de batalla tipo «guerra», reprendiendo por aquí y por allá, estaba a punto de desmoronarse.

Aquí parte de lo que dice el Diccionario Bíblico, para que puedan ustedes mismos entender de que se está hablando:

JUEGOS DEPORTIVOS

Los griegos y los romanos eran amantes de los deportes. Por tanto, dondequiera que se extendiera el dominio cultural de los griegos y el control político de los romanos, se levantaban estadios y gimnasios.  De ahí que los autores del Nuevo Testamento empleen figuras del mundo deportivo en sus ilustraciones, sin aprobar en absoluto los aspectos paganos del gimnasio. El término griego para el atletismo en general era agon, y Pablo lo empleó a menudo para referirse a la vida cristiana o a un aspecto de ella. Para el apóstol el cristiano libra una lucha, combate o pelea semejante a la del atleta.

Al menos una vez esta palabra se usa como «Carrera».

EFESIOS

12:1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 

El corredor no corre a la loca (1 Co 9:24)

9:24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 

ni en vano, sino mas bien hacia una meta.

FILIPENSES

2:16 asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado. 

3:14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Pablo afirma que nosotros tenemos una lucha tenaz con  las fuerzas del mal, la cual él compara con la lucha grecorromana, pero nuestro adversario no es de sangre ni carne sino los poderes espirituales (Ef. 6:11)

Para Pablo también hay un «boxeo espiritual» con la finalidad de poner la carne en servidumbre.

1 Corintios

9:26 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 
9:27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. 

El cristiano no golpea al aire sino su cuerpo, pero no el cuerpo físico sino el «cuerpo del pecado» que tiene que ser destruido.

Esta es sólo una parte de lo que describe el diccionario bíblico sobre el término «Lucha», pero deja bien  claro que el creyente corre una carrera o un juego deportivo, y que sus adversarios corren al lado de él y no frente a él, obstruyendo el paso, como por lo general se piensa y por lo que el creyente comienza a reprender por aquí y por allá. El adversario susurra a tu oído mientras corre a tu lado. Susurra con el fin de colocar en tu mente pensamientos de desanimo, baja autoestima, duda, miedo, depresión…. etc. pensamientos que te generen sentimientos negativos y de muerte, con la finalidad de desmoralizarte y destruir tu fe, tu confianza, tu valentía, tu alegría, tus sueños y la meta principal que es la «Corona». Porque sin Fe es imposible agradar a Dios, y la salvación se logra  por la Fe. También vienen situaciones adversas, como en el caso de Job, pero siempre son autorizadas por el Eterno porque cada una de ellas lleva la misión de enseñar y de fortalecer al creyente, no es el enemigo que te ataca, es Dios quien envía esa situación para activar una lucha interna,  con el fin de hacerte libre.

La lucha es una competencia donde el adversario ya está vencido

 

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¿Cuál sería entonces el campo de batalla? nuestra mente (Campo olímpico)

¿Donde tenemos que resistir y con qué? en nuestra mente (Campo olímpico) y usando o levantando el escudo de nuestra Fe.

Efesios

6:16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

Si volvemos a Raquel, ¿Donde estaba su campo de Batalla? en su mente, aunque estaba creada una situación adversa para ella, la esterilidad. ¿Qué tenía ella que tener y levantar? su Fe en Jehová para que diera vida a su vientre. Cuando ésto ocurrió, cuando ella entendió, cuando ella se humilló y miró al Eterno,  su vientre fue bendecido, fue abierto y florecio gestando a José y a Benjamín.

Cabe detallar que en el texto de la armadura de Dios en Efesios 6, no habla en ningún momento de ir reprendiendo todo (espíritu)  que se nos atraviesa en nuestro camino, sino que cuando veamos presente la tentación,  la situación adversa o cualquier susurro en el oído, que nos hace actuar de la manera equivocada, entonces levantemos nuestro escudo y ¿Reprendamos? no, RESISTAMOS al adversario.

Nuestra Fe va unida a la «resistencia»

Cuando escuchemos la vos del adversario queriendo derrumbarnos emocionalmente, levantemos nuestro escudo y detengamos sus dardos.

En una ocasión escuche la voz del adversario decirme: «Tienes miedo»

Realmente no me estaba diciendo una mentira, yo estaba asustada de verdad y bastante. Pero supe que si dejaba que siguiera susurrándome en el oído, terminaría devolviéndome y encerrándome en mi casa. ¿Que hice?  dije en voz alta que si, que tenía mucho miedo!, que era verdad, pero que mi Padre (el Eterno) era tan grande y me amaba tanto que cuando el me veía temerosa era cuando MÁS el me protegía y me guardaba.

El adversario no le quedó mas que huir, no escuché mas su voz susurrándome y en cambio comencé a sentirme mas protegida que nunca. Levanté mi escudo y su dardo no me dañó, y el Padre se glorificó.

¿Sabían Uds. que cada vez que levantamos nuestra lengua en «juicio», «etiquetas negativas» o «Chismes» contra un hermano estamos repitiendo en voz alta lo que el enemigo susurra en nuestros oídos? Porque, si Dios no te acusa ¿Quién te acusa?, si Dios no te mal etiqueta ¿Quién te etiqueta?, si Dios no habla mal de ti ¿Quién habla mal de ti?. Pero esto ocurre porque hay una gotera en nuestros oídos por donde dejamos colar la voz del adversario. ¿Por qué tenemos goteras en los oídos? es allí (en la gotera) que Dios quiere poner brea y es allí donde el adversario se manifiesta aunque a veces no tengamos conocimiento de su nombre (altivez, envidia, miedo, duda, etc).

He oído también de quienes cada día al despertar comienzan su oración repitiendo como se van poniendo la armadura de Dios, pareciera que la armadura se desvanece cuando nos acostamos a dormir, y tenemos que volvernos a vestir cada mañana, eso es una locura. Nuestros lomos (cintura) deben siempre estar ceñidos con la verdad, nuestras vestiduras con la coraza de la justicia, nuestro calzado debe tener el «apresto» del evangelio de la paz. La armadura debe «formarse» en nosotros, esto no es algo que se quita en las noches y se coloca en las mañanas, la armadura debe ser nuestra manera de vivir.

APRESTO

Apresto es hacer «sufrir» el material, entonces el tener en nuestro calzado el «Apresto» de las buenas de paz es necesario para que tengamos brillo (lustre), unción (pulimento) y firmeza.

El pasar por estas «Luchas» es pasar por el «Apresto».

Efesios

6:10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 
6:11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 
6:12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 
6:13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes
6:14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
6:15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
6:16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 
6:17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 
6:18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos

 

Lucha – Juegos Deportivos – apresto

 

 Jehová te bendiga, y te guarde;
 Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;
 Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

 

Fuente y agradecimiento:

Diccionario Ilustrado de la Biblia. Editorial Caribe

https://www.iglesia.net/biblia/